miércoles, 28 de mayo de 2008

Discurso de fin de quinto año

Casi sin pensar y sin querer, hoy, 1º de diciembre, somos carne en esta despedida. Somos los despedidos, los que se van. Y eso no nos gusta, pero es así. Al fin y al cabo sabíamos que algún día nos teníamos que ir y ese día llegó.
Entonces Sr. Rector, Sra. Vicerrectora, Sres. Profesores, cabe hacer un balance muy pequeño en este fin de año.
Fueron muchos días vividos en este colegio, muchas horas compartidas entre fórmulas y cuentos, lecciones de historia, aquella poesía que no estudié, aquel teorema que me sé de memoria, entre canciones y recreos. Hubo aplazos y notas sobresalientes, hubo lágrimas y risas, hubo materias a diciembre y salvadas de último día. Pero sobre todas esas cosas que hacen a la vida de una división, a la vigencia de un ciclo, lo más importante y lo que queda a través del tiempo, es la amistad que nació en cada uno de nosotros, durante estos años. Una amistad espontánea y franca, que nos hizo querer sin medidas ni límites, nos hizo querer de verdad y sentirnos seguros de nosotros mismos. Esto es lo que trascenderá el espacio y el tiempo de una vida, lo que hará que nunca se borren las huellas del Colegio Nacional Canadá en nuestros corazones.

Este es el momento de dar gracias y pedir perdón.

Gracias a ustedes, profesores, que supieron encaminarnos por la senda de la instrucción; que quisieron brindarnos todo lo que sabían para que nosotros, de algún modo, nos parezcamos un poquito más a ustedes, pero por sobre todas las cosas para que sepamos ; y nuestro bachillerato dé frutos verdaderos en nuestros caminos futuros.
Gracias a aquellos que además de prepararnos en su materia nos brindaron algo mucho más preciado: su mano de amigo, el jugarse por nosotros, profesores que nos escucharon y nos entendieron y soportaron nuestras broncas de estudiantes, nuestros juicios sin sentencias.
Gracias también a los que nos mostraron un camino recto y duro, porque de ellos aprendimos que la severidad con amor, deja de ser cruda para pasar a ser otra manifestación de amistad.
Fundamentalmente, gracias a nuestra familia, que supo apoyarnos en todos los momentos de nuestro estudio.
Y perdón a todos los que herimos, de verdad que esa no fue nuestra intención.

Desde ahora, el colegio secundario, pasa a ser uno de los recuerdos más lindos, sino el más lindo, de nuestra vida.

Nos vamos tristes, por esto que dejamos, y a la vez felices, ansiosos y con un poquito de miedo porque este es el momento de emprender una carrera que seguramente marcará el curso de nuestro futuro y eso es algo muy difícil.

En cada pared del colegio, en cada pizarrón, en cada banco se quedan nuestros sueños, nuestros primeros miedos, se queda la risa de 60 alumnos encerrada en cada aula, se queda la primera parte de nuestra adolescencia, y eso es mucho que decir.
Compañeros: nosotros más que nadie, sabemos que esto no se termina aquí, que el fuego de 5to. No se apaga el último día del año, que el lazo de amor entre nosotros ni se rompe, ni se quiebra, que sigue hasta el final, como hasta ahora. Porque todo fue demasiado hermoso y esta amistad sigue, como seguirán pasando divisiones por 5to. Año y sentirán esto que sentimos hoy nosotros: no nos queremos ir, no queremos.

Susana Pili


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pili, vos escribiste esto para leerlo al final de 5º año? Qué bárbaro! Quú madurez! Yo, a esa edad, me parece que no sabía ni dónde estaba parado... qué lo parió!
Un beso
Toki

Susana Pili dijo...

Toki ¿No te acordás? ¿No lloraste?????????? Qué bajón! Pensé que mis palabras resistirían todo ejercicio de la memoria ... Ahora lo compruebo: resistieron y se esfumaron JA JA JA!
Fue muy lindo encontrarlas.

horacio novello dijo...

Yo tampoco me acordaba. Es más... ese día lo tengo como perdido. Resulta que como yo debía un par de materias suponía que no me iban a dar ni diploma, ni medalla...
Recuerdo que fui de casualidad al cole y me encontré que tenía que elegir a un profe para que me diera la medallita.

Anónimo dijo...

Me acuerdo del temblor en la voz de Pili y nuestros lagrimones en ese:"No nos queremos ir.No queremos" lacerante del final.
Del resto,quedé bloqueada con eso del "camino recto y duro" (...yo era tan tiernita...)